lunes, 6 de octubre de 2025

El sentido del deber ha arruinado mi existencia.

¿Sabes en qué me he estado fijando?

He estado reflexionando sobre por qué hago las cosas que hago... Y la verdad, la respuesta es simple: No soporto hacer cosas por obligación o por un sentido del deber; detesto el deber y las normas impuestas.

Mi forma de vivir es algo peculiar, ¿no crees?

Quisiera pensar que no tengo un conocimiento absoluto de mí mismx; no me conozco lo suficiente y espero cometer errores. La realidad es que encuentro placer en hacer las cosas solo por el simple hecho de que estoy aburridx. Para mí, el aburrimiento (no hacer nada) es esencial.

Cuando era niñx, el aburrimiento me acompañaba todo el tiempo, pero no lo sufría; al contrario, eso me llevaba a crear, a inventar mis juegos y cosas por el estilo. No tengo un impulso que me diga «debes ser ambiciosx, uuuyy que el trabajo, que el futuro, que el dinero», nada de eso.

No, hijo. Eso es adicción, es distracción.

¿Y a qué me dedico yo?

Simplemente me aburro. 

Constantemente. 

No quiero escuchar discursos sobre la sociedad y esas chorradas que gente mala leche. La verdad, me importa muy poco. La gente es ruido. Distrae. La gente que busca otra gente para juntarse es porque está vacía y no sabe divertirse solx.

El sentido del deber ha arruinado mi existencia. Lo que anhelo es aburrirme. Así es como recupero mi esencia. La gente tiende a exprimirme. Sin embargo, el aburrimiento me brinda fantasías sin fin.

~jxiv. 


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